"En Pos del Fuego Primordial"

...al mar

martes, 30 de junio de 2009

Quien mira al fondo del mar descubrirá que en él no hay límites,
el agua es simplemente el futuro que regresa,
y que el cielo es solamente el presente q se va.

Entre el cielo y el mar hay una línea.
Sólo una línea que se repite en cada ola,
que viene y que va,
una línea que habla de los reflujos del tiempo,
de tiempos idos y de tiempos venideros

Quien viene por eso al mar
y contempla el lugar
donde el horizonte termina pegándose a la orilla
descubrirá que en ese punto
donde el mar se junta con la arena
recién empieza la vida eterna.

(frases frente al mar... sin lapiz, ni papel, sólo una cámara)

Reos de su responsabilidad no asumida

lunes, 29 de junio de 2009


Hoy, mientras caminaba en mi paseo dominguero, me topé con cientos de sanjuanistas, tercamente de amarillo, pese al día gris, marchando a la Plaza Mayor de la ciudad. Como alguna vez fui docente sanjuanista también los seguí, pero de lejos.

Mientras pasaba por las esquinas miraba de tanto en tanto los kioskos criollos con las noticias de la semana de escandalosa falta de vergüenza de nuestras autoridades del Poder Ejecutivo. Ambos, Premier y Ministra, se me antojaron, lo que a los viandantes que se paraban a comentar las noticias les parecían: un buen par de desvergonzados, aferrados a un cargo para el cual no dan la medida. Incapaces de hacer paciente docencia.El uno quiso salir de la encrucijada acudiendo al argumento más socorrido de todos: "todos somos culpables". Entre la sociedad civil y la sociedad política, la responsabilidad mayor es obvia. La Nación no es culpable de lo que el Estado hace.La otra, a sabiendas que aquél no podía echársela como un acuseta de primaria, no encontró mejor salida que acusar al responsable policial del sector y de la comandancia general de la PNP.

Al fin y al cabo, los jíbaros y aguajunas y otras naciones, igual que las víctimas de la PNP, fueron los chivos propiciatorios de quienes son incapaces de enarbolar y sostener el diálogo y la persuasión hasta la conciencia.Al volver en mí, las calles centrales se teñían no solo de amarillo canario sino de canas de promociones inacabables de maestros sanjuanistas y de viejos sanjuanistas, maestros de la vida.

La primera cosa que un profesor o un postulante a maestro aprende, es que todo "bien" impuesto... se convierte automáticamente en mal. Todo político primarioso sabe que aunque la decisión popular sea errónea, en caso de que lo sea, deja de ser un error sólo cuando los propios agentes de la resistencia, se convencen de lo contrario, vistos los resultados con que la historia nos persuade.Matar y encarcelar, mentir y manipular son los medios de politicastros maquiavélicos que consideran criminalmente que es posible apelar a cualquier recurso para salirse con la suya bajo el pretexto de que aquello que se hace... se hace por un fin tan presuntamente alto que justifica en nombre de la patria y el progreso cualquier cosa.

Cruza frente a mí, de pronto, un anciano maestro sanjuanista nonagenario, vestido a la usanza y la ocasión. Su nieta lo conduce en una silla de ruedas. Él, orgulloso y humilde a la vez, la anima presuroso para llegar al compromiso con la historia viva de esa comunidad. Me siento de pronto conmovido por su sentido de responsabilidad sin imposición.

Me pregunto si quienes nos gobiernan son capaces de un gesto de responsabilidad que no implique gobernar a favor de nosotros, contra nosotros. En ocasiones así, recuerdo a mi difunta abuela corriendo tras de mí como todos los sábados con el tarro del enema y la canícula para lavarme el estómago... "por mi bien". Cosa que en ese tiempo y también ahora no compartí ni comparto. Cada uno y cada pueblo, sabe lo que es su bien, y punto.

La Vida no es "linda" (1)

lunes, 22 de junio de 2009


La vida no es 'linda' como dicen los simplones de la movida de masas. Ella es agón: lucha contra las formas del mal y de la muerte. En tiempos como estos, los optimistas nos jugamos ( de intención y de concreción, de palabra y de obra, en teoría y en praxis): por una razón de lo histórico como trance compartido, por una racionalidad crítica pero comprometida, tecno-científica pero no instrumentalizadora, y por una evolución de la especie humana que no suponga la extinción de las demás, por un desarrollo dialogado desde la diversidad y el desacuerdo, y por un perfeccionamiento en libertad.

Actuamos, bajo riesgo responsable, desde la fragilidad, la fugacidad, la futilidad y la falibilidad de la condición humana, con las víctimas dolientes de la explotación, de la colonización, del exilio y la exclusión, y contra la muerte, las formas iletrada y no ilustrada de la ignorancia, y el miedo oclusivo o represivo instaurado por los genocidas disfrazados de "democracias constitucionales", de "dictaduras salvadoras" o de "profetas mesiánicos". Peleamos por el cambio de relaciones entre el paisano y sus recursos. Peleamos para que el producto del trabajo no le sea enajenado al trabajador y para que nada impida al ciudadano ir por un mundo de todos. Peleamos con los hombres a favor del hombre y de lo que queda de la naturaleza. Peleamos contra las transnacionales, los imperialismos y sus secuaces locales.

El único imperativo permisible es enfrentar la injuria, la impiedad y la injusticia que defienden con virulencia los terroristas de Estado en nombre de una noción de progreso, de modernidad y de prosperidad impuesta y compulsiva, que nadie quiere ni a la buena ni a la mala porque ya conocemos cómo empieza y cómo termina. Nadie tiene derecho a ejercer la tutela pública o privada sobre otro si este no la pide, nadie tiene derecho a justificar lo que se hace tras la treta de un paternalismo que limita la libertad. Hay rodando demasiado horror para sacarnos del presunto error de oponernos a la demagogia de los vendedores de veneno.

Mientras removemos las barreras que impiden que el mundo sea humano, es imprescindible el máximo de igualdad para resolver las contradicciones fundamentales, sorteando las contingencias y las tendencias nefastas del momento. Se trata de ver el cuadro completo de la sociedad en la dinámica de su devenir sin perder de vista las emociones, los pareceres y las decisiones de los demás. La cuantificación del rendimiento, de la utilidad y del rédito no están por encima de las gentes. Rompamos los parámetros de esta pseudo-modernidad tardía, teóricamente exhausta, y prácticamente imposible, que pugnan por concretar los Pizarro y los Alvarado de antes, los Fitzcarraldo y los Romero de hace poco y, por supuesto, los Fujimori y los García, los Del Castillo y los Gonzáles Posada, los Simon y los Mulder, y otros felipillos, capaces de racionalizar el estropicio pontificando de sus muertos, que lo están porque los mandaron a disparar a sus hermanos en los bosque, en los socavones y en las plazas.
El mundo que veo no es el mundo verdadero, apenas es la imagen persistente de un mundo que se resiste a desaparecer. El mundo verdadero es el que podría ser si fuéramos capaces de remover lo que haga falta.

Cuentan las leyendas amazónicas

martes, 9 de junio de 2009

Cuentan las leyendas que "los hombres de la neblina", hijos del Yapura, origen del agua en las alturas, fueron felices durante siglos en las márgenes del Marañón. Luego, el sueño de Orellana, continuado por otros canallas, disfrazó las cifras del horror tras el mito de “El Dorado”, primero, y del “Progreso”, después. En una historia desesperada, la vida y la codicia se han enfrentado en lucha, una y otra vez. Del árbol más alto al animal más raro, el foráneo usurpó el bosque, el agua y la libertad, ahogando a los nativos en sufrimientos inenarrables, torturados por aventureros, inquisidores, y politicastros. El sueño de la canela condujo al oro resplandeciente, y la evangelización a la tutela paternal, como si fueran gentes indefensas. El mayor horror vino, sin embargo, a inicios del siglo XX, bajo el fuete de los patronos y capataces caucheros. El “árbol que llora” gimió en condiciones tan miserables como los nativos que morían sin pruebas a manos de policías obligados a ser instrumentos de la impunidad.

Ríos como el Utcubamba y el Marañón aún cobijan en sus cuencas a las tribus diezmadas de los jíbaros, aguarunas y huambisas, ajenos a la civilización occidental, moderna y liberal. Sin destruir a la madre que les da comida, medicina y abrigo, así vivieron hasta que Tejeira, Orellana, Alvarado, Monteverde, Lope de Aguirre y otros criminales como Fitzcarraldo y Belaunde redescubrieron en la selva un motivo para su obsesión colonial. Al lema “la tierra de los chunchos es nuestra y nuestro el verde de nuestros sueños promisorios” todo quedó talado. El desierto avanza en medio del verdor marginal, los troncos elevan sus muñones tronchados al cielo. Los gobiernos venden lo que queda, baratito no más a quienes prometen sibilinamente transformar el charco nauseabundo donde todo ha muerto en el paraíso de la palma y el sacha inchi, penetrados por carreteras que nosotros mismos hemos construido.

El raquitismo, el envenenamiento, la gripe, la hepatitis, el paludismo y otros males son los signos demagógicos del progreso, predicado en la selva, pero hecho realidad para la crema limeña. 8,000 incendios diarios evidencian la pesadilla del oro y el nuevo exilio o la esclavitud de los nativos. ¿Quién le creerá a Brack, si García hizo cifras en público el día de su asunción al mando? Ríos muertos en vez de aguas cristalinas, fetos deformes en vez de niños libres, cazadores devastados por el fuego del mercurio, comunidades sin memoria en el miasma de la depresión: estos son los síntomas del Síndrome de Minamata, La locura que contemplamos en las imágenes oculta la verdad: cámaras incautadas, elevado el umbral de la censura, ajustadas las mordazas del fascismo, y el ritmo del tableteo de las balas: impedir la protesta disparando a matar.
_ ¿Una tonelada de oro justifica una de mercurio en las aguas verdes que venden los programas del turismo oficial? Por cada nativo que muere un ángel se marcha; por cada árbol que muere una estrella se apaga en el cielo, por cada río salado desaparecen las libélulas y los delfines rosados. ¿Por qué no se van de la selva y del país los madereros, los mineros y los sepultureros y todos sus amigos? No hace falta hablar de cifras necrológicas. Todo calla en el espanto de la ausencia. Los únicos que pretenden engañarse son los que gobiernan por la fuerza contra naciones sin poder suficiente para defender el modo en que quieran vivir para siempre.

Oda a los Comunes

miércoles, 3 de junio de 2009

A pedido de mis alumnos, siempre gracias por su apoyo.

Poemario ODA a Los Comunes

La Política ¿veneno o remedio?

martes, 2 de junio de 2009

Cuando escuchamos la palabra “política” no todos imaginamos la clase de actividad que tienen en la cabeza quienes hacen filosofía política o ciencia política. En cambio, cuando leemos que algunos sesudos hombres de bien se proponen para ilustrar a quienes la realizan como actividad dan la sensación de que algo de las élites griegas o de los protectorados orientales sobreviven hoy.
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La “política” como actividad es la acción razonada y apasionada desplegada para hacer que las cosas sucedan conforme a ciertos intereses y correlaciones en pugna. De arriba hacia abajo (desde el Estado hacia los individuos y las instituciones) o de abajo hacia arriba (desde las expresiones organizadas de la sociedad civil hacia las esferas del poder político, conómico y militar) aquélla impone ( regula o reprime ) en nombre del orden público, no por eso popular, reglas supuestamente convenientes que la población a menudo no acepta y resiste, como en los casos de los TLC’s que destruyen la industria manufacturera, la ley del agua que privatiza y afecta las cabeceras hidrográficas o como la ley de la selva que afecta los bosques virginales, las de los muelles y de las aseguradoras que compran los chilenos, entre otras.
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La política como hecho es la fuente de los conflictos que nacen del abismo entre las clases. Como ciencia propone ser el remedio a esos males apelando a la delegación de poderes, la mayoría legislativa, la desconcentración del poder, los sistemas de representación electoral, los procedimientos de fiscalización y transparencia, la estabilidad y la seguridad constitucional, etc..
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La verdad es que hay pocos temas que en ella provoquen tanta polémica como el cambio de orden a través de las formas diversas del combate cívico en las calles, en las instituciones, en los medios de comunicación y en los espacios académicos, o el de las coimas de los círculos de corrupción, clientelaje, chuponeo y colusión que apuestan, paradójicamente, por el orden, la estabilidad y la legalidad para quedar impunes, como en el escandaloso asunto de los petroaudios y el los delitos de lessa humanidad cometidos por Montesinos, Hermoza y Martin Rivas, aún sin castigo, para hacer más fácil la escapatoria de Fujimori.

Este es el objeto que estudian fríamente como espectadores, desde el elevado balcón de los conceptos, los que hacen ciencia y filosofía política para explicar el modo en que opera el Estado contra la Sociedad Civil, el orden contra el cambio, la legalidad contra la justicia, sin modificar nada. Este es, en suma, el objeto que estudia la filosofía política para preguntar, según formas presumiblemente universales, si es posible curar al enfermo con más de aquello que lo mata.